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jueves, 8 de marzo de 2018

Anacreóntica


Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza ls textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.500 escritores, respetando el derecho de autor.





Publicación N° 1.968-



                                                                                                                                 Juan Bañuelos

Poeta, ensayista y editor de México, nacido en Tuxtla, Gutierrez, en 1932 y fallecido en Ciudad de México en marzo de 2017, a los 84 años de edad. Realizó estudios de Derecho, Letras Hispánicas y Ciencias Diplomáticas en la UNAM, en donde coordinó, además , los talleres de poesía. Fue miembro fundador del Ateneo de Chiapas. Formó parte del Grupo Literario La Espiga Amotinada, donde publicó sus primeros poemas, en 1960. Su obra fue difundida en ocho idiomas: alemán, búlgaro, húngaro, noruego, polaco, rumano y sueco. Obtuvo, entre otros el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1968), el Premio de Poesía José Lezama Lima (2005) y el Premio Nacional Carlos Pellicer (2001).


                                                                                           "de la luz a la piedra de la nube
                                                                                             al árbol de la sangre, luz que hiere
                                                                                             monóloga sombra que con sus pies
                                                                                             alucina la nada dormidos en el mar"











ANACREÓNTICA

Colgué en sus labios el asombro.
Como un tigre violeta le sangraban los ojos.
Ahorré la luz debajo de su pelo.
Sol. Tertulias de sombra en sus pestañas
rumoreaban como uvas de un lagar.
Reconstruí de súbito la fiebre,
y el acoso flameaba entre sus medias.
Pequeña de los años -diecisiete-
me despeñé desde su cuello
cuando debajo del corpiño
dos frágiles navíos
se le iban a pique.-



RELATO

Un día
alguien ama nuestro silencio,
esta forma de viajar sobre la tierra.
Se tropieza, fumamos, hacemos el amor,
y al comer cubrimos el pan de espesa mantequilla
parecida a la sombra,
seguros de caminar mañana
entre escritorios grises de oficinas.

Y sin embargo el sueño llega.

Una vez, cuando el mundo se hizo de otra edad
y cabía en un grano de arena,
las hojas amortajaban el rocío, el viento
rasgaba las cuerdas de las rocas, y los bosques
eran las astas de los ciervos.
Luego vinieron los mares ateridos.
Alguien vino, también, y abrió la roja puerta
de par en par, y las oscuras dehesas
del polvo y de la nieve
salieron como radiantes novias
arrodilladas en los valles.-



BRASA DESNUDA

Es el momento del deseo.

Acostada, desnuda,
te extiendes como la piel de una colina
mordida por el sol.
Empiezo a contemplarte desde tu pie dormido
en el aire,
tus piernas puntuales, mientras subo mis ojos,
se dan cita en una dársena negra, sitiada
por húmedos carbones, carbones de labios,
labios de lianas.
En este instante cumplo la ley del deseo
en el rostro más tierno de la tarde.
La fruta resbala,
cada minuto crece, se hincha ardiendo.
A las seis del espejo entro en ti
como el huésped más esperado,
sencillo como el río del día
te cubro con mi piel de hombre,
soy la lengua que recorre tus venas
para callarte,
te quito los ojos dolorosamente,
te doy otros dos brazos para pasar la vida,
mi boca llovizna en tus pechos,
rayo tu espalda para escribir tu nombre,
con mis huesos te hablo,
tu quejido es el más largo
que escuchará la noche.
Qué animales humanos más hermosos.

Cuando quedamos solos,
desnudos cuando termina todo,
graniza la sensación de que el aire
nos ha descubierto.-



CONTRA EL TIEMPO

No distraigas tus ojos en cosas pasajeras,
no digas que es el mar si sólo ves espuma.
Ignora si es de noche; si es de día, no quieras
un solsticio de bruma.

Si aún estás a mi lado, escúchame de veras,
que me sale este amor por la herida que agruma
días, pasos, recuerdos (mis penas son terneras
con zarpazos de puma).

Buscarnos. Sorprender. Amar en este día
como instantáneo broche en una ardiente espada
que el gozo hizo de labios en su vasta herrería.
¡Tristísimo tarea de luchar contra todo
lo que intenta apartarnos! Amantes de alborada
sobre un crepúsculo de yodo.

Yo a nada he respondido. Ni al tiempo, que al pasar
me empujó tantas veces contra aquella alambrada
que le dicen olvido,
y por costumbre, mar.-





                                                                                                                               Juan Bañuelos




Imágenes: Pinturas de Francois De Felice   (Francia, 1952)







quiquedelucio@gmail.com

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