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martes, 9 de enero de 2018

Razones de amor

Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.500 escritores, respetando el derecho de autor.




Publicación N° 1.910.-





                                                                                                                          José Libardo Porras

Poeta y narrador de Colombia, nacido en Támesis, Antioquia, en noviembre de 1959. Licenciado en Español y Literatura de la Universidad de Antioquia. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de cuento. Parte de sus libros publicados son: "Es tarde en San Bernardo" (1984), "Seis historias de amor, todas edificantes" (1996), que obtuvo el Primer Puesto en el Concurso Literario Cámara de Comercio de Medellín, "Hijos de la nieve" (2000), "Happy birthday, capo" (2008), "Partes de guerra" (1987), "El continente sumergido" (1990), "Hijos de la ciudad" (1994), etc.



                                                                                                         "La muerte no puede conmigo.
                                                                                                           Le gano todas las apuestas.
                                                                                                           Cuando piensa en envolverme
                                                                                                           ya estoy adentro de ti" 













RAZONES DE AMOR

Con palabras sencillas y duras de metal y piedra,
para que se conserven en tu corazón como un
corazón grabado a navaja en los
árboles y las bancas del parque,
voy a enumerarte las inventadas razones
de mi amor:

Te amo porque me haces pensar con todo el cuerpo.
Hasta los dedos de los pies son ricos en ideas
cuando yaces desnuda y cantas.
Cuando te recuestas en mí untada de agua de estrellas,
hasta la última célula, la más recóndita,
da claves que me ayudan a entender la eternidad.

Te amo porque agregas sed a mi sed
y hambre a mi hambre,
porque no eres la saciedad, que es la muerte.
Porque, como un espejo, me devuelves la imagen
de un pozo sin fondo, un abismo
humano y hermoso.

Te amo porque no te embriagan los conceptos
modernos del amor.
Te amo porque no es un amorcito sarmentoso
y paria el que en mí cultivas,
ni sarmentosos y parias son tus frutos.

Ojalá sobre la tierra pudiera llover el jugo de tu amor.
Quisiera servir tu amor a los pobres en plato de oro.

Te amo porque quitas filo a mi alma
y me haces perdonar a Dios.
A Dios le palmeo el hombro cuando, bañado
en sudor macho del hombre, regreso de tu abrazo.
Porque te amas a ti misma, te amo.-




GENERACIÓN

Dada al baño en la costa
apenas lleva a casa conchas, restos de algas, basuritas.
Sólo para quien se adentra hasta más allá del allá
es el fruto;
es en las profundidades
donde florece el poema.
Y el naufragio.
Así es el amor.-




ASÍ HABER AMADO

Si encuentras a una mujer que por dentro guarda
el misterio de las cosas, ámala
como si sólo para amarla hubieras nacido,
como si nada, ni tu vida, importarla más que amarla.
Si vas a la guerra, no puedes morir porque tu obligación
es regresar a seguir amándola.

Podrás amar a otras mujeres,
podrás amar al trabajo, que tanto suele amarse,
podrás amar a la poesía o a la música.
Pero tu oficio verdadero es amar mansamente
a la que se pasea por tu corazón
y entonces tú lo arreglas para ella
como a un salón de fiestas.
Si te ofrecen un reino, antes de aceptar piensa
cuánto dejarías de amarla
por estar cuidándolo.

Al final de los tiempos se te juzgará según
hayas amado a esa mujer
que tiene tu corazón en sus manos
y lo pulsa y le saca  dulces ondas,
la que de tu corazón hace un arpa de río y nácar.

Escucha el nombre de esa mujer
en las notas del tenor y de la soprano,
en las repeticiones del coro y en
los acordes del órgano de la catedral.
Quizás los hombres vayan por el mundo
dando gritos de dolor,
enturbiando cuanto dicen con gritos de dolor,
pero si dicen su nombre deberás oírlo
como si fuera un canto.

Si amas a una mujer que por dentro guarda el misterio
de las cosas, ámala
sin esperar nada a cambio.
Si desfalleces de hambre y a cambio de ese amor
te ofrecen montañas de oro
continúa mendigando.

Cuando ella, inevitablemente, se marche,
tu recompensa será, por esta única vez,
así haber amado.-




                                                                                                                       José Libardo Porras






Imágenes: Pinturas de Osnat Tzadok   (contemporáneo)





quiquedelucio@gmail.com

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