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miércoles, 15 de noviembre de 2017

Noviembre


Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.000 escritores, respetando el derecho de autor.






Publicación N° 1.857-




                                                                                                                      Alejandro Lérida

Poeta español, nacido en Sevilla en 1979. Diplomado en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla. Obtuvo el Primer Premio de Poesía del XII Certámen de Creación "Fronteras de papel"; Mención Honorífica del Jurado en el Primer Concurso Internacional de Poesía Breve , organizado por la Fundación Scorza. Ha escrito los libros de poemas: "Éxtasis" (2005), "Las noches de diario" (2005), "Los cuerpos que se buscan " (2006), "Los espejos vacíos" (2007), "Paso de peatones" (2009), etc. Algunos de sus poemas fueron publicados por las revistas"Algarrobo", "La rosa profunda", "Sentido figurado","Narradores", etc.


                                                                                   "Piso la más que nunca dudosa luz del día.
                                                                                     Cada reloj del mundo
                                                                                     muestra una hora diferente y triste.
                                                                                    Ojalá que no hubiera amanecido nunca"  












NOVIEMBRE, 13

Sonia, pastel de ron y madrugada,
como una ducha fría en el invierno.
Sonia pinta de azul cualquier averno
con ojitos de niña maquillada.
Sonia lo espera todo o casi nada.
Sonia, carmín, imán, frugal, eterno,
siempre saca calor del peor invierno.
Sonia, sin mes de abril, flor despistada.
Sonia, novia formal de los espejos,
risa del Paraíso, aunque esté lejos.
Sonia, no sé si hay labios más legales,
pubis del sol, enviada de la luna.
Eres desde el principio -tú en la cuna-
como quisieran ser las catedrales.-



COBIJO CONTRA LA TORMENTA

Un paisaje que asienta lo que dices
con la ebriedad del viento
entre las copas rotas de noviembre
con lágrimas y sauces algo antiguos
después de las palabras,
de ese temblor de mano melancólica
al agarrar mi mano,
contagiándome el frío de ese último beso
de amistad que es amor, pero sin alas.

Hoy no quiero pensar si la esperanza
prolonga el sufrimiento
del que ama de frente y de la espalda
al imposible amor,
como una puerta que no cierra bien
por la que pasa el alfiler del frío
a los ojos enfermos de belleza
de quien no toma nada de su miedo
y se mira al espejo -nada más levantarse-
que el amor hiere a veces y la esperanza.

Necesito decirte seriamente,
pero en el mismo banco
del parque donde ahora se abraza una pareja
mientras él se decide a besarla despacio,
con las pocas palabras que no
te dije entonces,
con la lluvia astillada de aquel día,
cuando nos conocimos,
decirte por primera vez
bajo este cielo abierto y sin cicatrizar,
que me abraces más fuerte antes de irte,
que aún puedo recordarte
al olvidar quién eres.

Y es el atardecer igual que un puñetazo
que rompe la mandíbula del cielo.
Y a la intemperie dices
lejos de cualquier cosa parecida a un refugio:
"que el verano no acabe con nosotros"
Y sé que es el momento
de acercarme a esos labios,
donde nada es mentira
y sin embargo todo parece un largo sueño,
que nuestro beso llegue a madurar despacio,
pensando en otra vida
que podemos llamar adversidad.-



LLAMADA PARA UNA DESPEDIDA

Me dices que tu avión sale a las cuatro,
que no es momento para despedidas.
Me has escrito una carta y mil razones
que explican los motivos de tu ausencia.
Y maldigo la mesa en que me apoyo
pronunciando tu nombre entre cristales.
Nunca podré explicarte, si te vas,
que no soy nada cuando soy sin ti.
Porque no hay amor
más allá de los límites,
ni realidad posible, que sea cierta.
Y, sin embargo, el miedo es suficiente,
la ingrata soledad es suficiente,
para decirme adiós una vez más,
para decir adiós definitivo.
Aquí, cuando te vayas, será todo,
alrededor de mí, un lugar recordado
de todo lo que fuimos mutuamente
para saber quién éramos tú y yo.
Cercado inútilmente por las cosas,
tu espacio, tu vacío y tu recuerdo,
lo miro todo:
indiferente todo.
Quiero ser familiar con todo esto. Pero
has escrito una fecha inevitable
que odiaré para siempre mientras viva
bajo la luz terrestre
de algún bar olvidado
en cualquier paradero de mi sombra.

Hoy no me muero sin decirte adónde voy,
porque dejo este mundo por buscarte.-






                                                                                                                  Alejandro Lérida




Imágenes: Pinturas de Greg Calibey  (contemporáneo)







quiquedelucio@gmail.com

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