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lunes, 20 de noviembre de 2017

Diabla


Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.500 escritores, respetando el derecho de autor.





Publicación N° 1.862-


                                                                                                                           Graciela Aráoz

Poeta e investigadora argentina. Nació en Villa Mercedes, provincia de San Luis. Profesora de Letras, por concurso de antecedentes obtuvo una beca para realizar un pos grado en Madrid donde obtuvo los títulos de Profesora de Lengua y Literartura Española y la Licenciatura en Filología Hispánica. Integra la Comisión de Cultura de la Fundación El Libro. Obtuvo el Primer Premio Tiflos de Poesía 1986, España; el Primer Premio de Poesía "Vicente Aleixandre" , España, 1986 por su libro "Itinerario de fuego". Su libro "Diabla" (2002) fue traducido  al inglés, japonés y turco. "Equipaje de silencio" fue editado en Buenos Aires, en 1982.


                                                                                                  "Ella busca ese libro
                                                                                                   que lee al ritmo del cerebro
                                                                                                   cuando el principio de incertidumbre
                                                                                                   toca la mirada y la transforma"











DIABLA

Estoy dentro de una mujer extraña
que no soy yo.

A veces, cuando nos encontamos
en el espejo veo,

que yo soy otra y que otra es la otra.

Me captura y me desborda
en la impiedad de la ausente.

Soy tantas mujeres y ninguna.
Soy Juana, la que se desnuda la piel,
y es como una uva,
o la niñita aquella que al helicóptero subió
con todas las mariposas.
Y también la suicida ebria que engatilla
el revólver y las rosas se vuelan.

Y soy Isadora, la que se quita
despacio
la ropa,
oleosa cuando va a la cama.

Extrañas y sonámbulas persiguiendo a su sombra.

Soy esta mujer maldita que se me adueña
entre dinosaurios y amapolas y elefantes en miniatura.
Soy esta mujer que no piensa en toda la miel
que hay en la casa sin tener abejas,
y que a veces piensa que las abejas tienen luceros
estridentes que tocan mi boca más allá de mi cabeza.

La busco,
irremediablemente,
la busco.

Más allá del sabor de las cerezas o de los ojos
niños de mi amor, que me miran
como todas estas que no soy y que soy
y que tampoco entienden.

El que me salva es el amor, dispuesto
a saltar al vacío
y encontrarme.-




SANGRE CON HILOS DE SEDA

Mis uñas entrarían en tu clavícula
y te dejaría ahogado
pidiendo
pidiendo un solo día.

Mientras yo me pondría frente al espejo
ofreciéndote mi goce de reina.

Me seguirías con los ojos aterrados
sin respirar
y entonces me desnudaría
y verías sangre anudada con hilos de seda.

Bailaría con mis cicatrices
la danza de algún vientre,
y te dejaría morir.

Pero para morirse hay que
haber vivido por lo menos
un día
entonces para que matarte.
Si siempre estuviste muerto.-



XXXV

Dicen que estuve viva
y escribía en los pastizales con tizas de nácar.

Dicen que fui una viuda
y llevaba canciones al cementerio.

Que no lloraba, dicen.
Sólo cantaba
inmóvil
con mi lengua mestiza.-



MUJER EN LA VENTANA

Un adiós lento
entre la acción y la rebelión

Joan Baez de fondo
mientras la valija se llevaba
los fracasos y el deseo.

Lloramos.
El aire murmuró el dolor y nos vimos.

Un beso volado desde la puerta
y una mujer en la ventana
mirando irse.

El hombre mira la ventana

Joan Baez
y nuevamente la cámara
de Tina
registrando
la última cena.-



XVIII

Desdíceme
de esa costumbre de temblar en el pecado
que no cometemos,
y nos deja impávidos entre las mil velocidades
de un instante.

Levanta
mi vestimenta de trapos lavados con palabras
que se miran en la mitad del río,
en la otra orilla,
las piernas con anotaciones de melografías.

Levanta
mi mudez en la telaraña
de adobe que esconde mis manos
para no robar la fruta
y exiliarme para siempre de este mundo.-



XX

La noche persiste en su fugaz intento
de ser día.
Milenaria arde la semilla
dentro del miedo que borda con encajes
el deseo.

En el olvido de la niebla la busco.
La busco y se hunde
en el río donde depositó un secreto.

La busco en el verano que pasó a ser invierno
de otro otoño en domingo.

Se huele en la fruta robada
y en celo.

Se desliza rampante los días de fiesta

Y ella es una luciérnaga que,
cuando se enciende,
no alcanza a ver su luz.-



                                                                                                                           Graciela Aráoz



Imágenes: Pinturas de Giovanni Giacometti (Italia)






quiquedelucio@gmail.com


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