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viernes, 24 de marzo de 2017

Cuando calle

Sexto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 1.800 escritores, respetando el derecho de autor.




Publicación N° 1.652-



                                                                                                           Luis Velázquez Buendía

Poeta español, nacido en Madrid en 1957. Es Licenciado en Filología Clásica, Licenciado en Medicina, especialidad en Salud Pública, campo en el que trabaja desde 1982. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía: "En el extrarradio" (2002), "Una nueva familiaridad" (2006), "Meditación de un entorno ordinario" (2009), "Una deriva indeseable" (2013), "Una extraña naturalidad" (2014), "Material de conciencia" (Ediciones Trea, 2017), etc. Ha sido incluido en la antología "La musa funámbula. La poesía española entre 1980 y 2005, de Rafael Morales (Huerga y Fierro, 2008).



                                                                                             "Las cualidades frente a las prioridades,
                                                                                              la extenuación del blanco que es el blanco,
                                                                                              la asimetría del rostro, la
                                                                                              rebelión callada de las partes"











CUANDO CALLE


Cuando calle sólo
cuando calle volverás
a hacerte presente invadir
mi espacio atravesar traspasar
me aniquilar
me sólo
cuando calle
                 mas
para que calle para por
fin callar aún
-juro que callaré te
juro que
       callaré-
aún no es tiempo aún
un árbol sí
me crece un árbol
todavía en la voz: árbol
palabra pul
món árol la
raíz
profunda
en el estómago
la sed
como capullos de voz sed
de decir en
las ramas las hojas espenlaub
un árol
       tenaz
pero lo sé
sé que algún día un día un día
de máxima angostura
                              un día
de tenerosa azulidad
el cielo él azuloso un día
cederá
un día
desdibujado él y todo
                           se desdibujará
y yo
ya no más yo ni tú
ni tú más tú des
cenderemos des
cenderemos des
cenizaremos a
nosotros
a
nos
otros
       ligeros
                 vueltos callados
un día
cómo decir
de reencuentro un día
volverás
a ser la calle la
vociferada la
                    atestada
de mundo hambre
saciada de mundo.-



COMO QUIEN LLEVA UN FAROL

En la hora agria del retornar del día,
por el crepúsculo que huye de calles trasnochadas,
vas, voy
con el frágil paquete de pasteles
melindrosamente tomado del cordel.

En el umbral tal vez de la otra vida
en la que te dispones a entrar con tu viático.
Vas a una cita en las sombras
que despeja la claridad del día.
Es el momento justo
antes de que desaparezcas.

Luego se impone el mundo y el sol quema
hasta la última huella de tus pasos.-



SEPTIEMBRE  

La naranja aparece en el centro
de gravitación. Alrededor suyo
cae la incertidumre de los días,
nebulosos planetas, cae la nada
tranquilizadora, las palabras
que se abultan y se desmoronan,
el obstinado signo de interrogación
desamparado como un leño seco.

 La naranja un día sobreviene
en el frutero (mi mujer lo compró);
no estaba el mundo preparado para ello,
como si a consecuencia de una herida
aún se retrajera, quiero decir que
la conciencia que teníamos de él
era tal vez menguante; la naranja
se apoderó de ella sin dificultad,
el mundo
              no parecía.-




TODAS LAS BANDERAS PEQUEÑAS

Cuando se alza el viento del poniente
en la ciudad de torres y cúpulas antiguas,
como hojas de un mismo árbol fabuloso
todas las banderas se despiertan al unísono
y emprende el vuelo sin moverse aquélla:
así va la alegría
con su ave con cien gallardetes.
Y en la alta mar remota de la noche sin luna
-balizas del sueño de su joven corazón-
tiemblan las luces de otro continente.-


***

Mueve la nada el viento de los árboles,
la nada de las retamas, con violencia,
la arena que ensucia el aire, papeles
que atrapan los remolinos de la nada
del viento.

***

Qué más que pintar este sucio anochecer,
este último instante
de lejanías de árboles apenas perfilados,
última luz sin sombra que ya es sombra,
antes que se lo trague todo la noche, última sombra.
Qué más sino pintar este mundo de mil formas,
sino pintar este mundo,
pintarlo y repintarlo
aunque sea a la luz siniestra de una farola,
la última,
aunque ya solo alumbre un círculo desierto.-



                                                                           

                                                                                                       Luis Velázquez Buendía




Imágenes: Pinturas del francés Gustave Courbet 






quiquedelucio@gmail.com




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