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sábado, 15 de octubre de 2016

Un tigre

Sexto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 1.400 escritores, respetando el derecho de autor.



Publicación N° 1.502-



                                                                                                                José Luis Nuñez

Poeta y narrador español, nacido en Espartinas en 1943 y fallecido en Sevilla en 1980, a los 37 años. Pertenece a la llamada Generación de Lenguaje, entre sus méritos está la creación de la Colección de Poesía Adebarán para escritores noveles. Publicó, entre otros, "La larga sombra del eclipse" (1972), "S.O.S. Sur" (1974), "Dormido paraíso" (1974), "Las fronteras del desertor" (1965), "Los motivos del tigre" (1971), "Al paso alegre de la paz" (1980, póstumo). En el año 1973 obtuvo el Premio Guipúzcoa de Poesía, habiendo sido anteriormente accésit del Premio Adonáis en 1970 y del Premio Internacional Álamo-



                                                                                       "Pasa sobre la tierra. Abre su mapa
                                                                                        y extiende mil cometas.
                                                                                        Busca, atrapa el beso gris
                                                                                        que no conoció dueño"









UN TIGRE EN EL JARDÍN

A la espalda de todos fue creciendo, doblando
su estatura, su sitio en el jardín.
Tenía
la pie surcada, repartida por un dios de justicia
en praderas de oro y florestas de sueño.
Atrios
gritos, juegos, cruzaba su portentosa agilidad
sin que nadie extrañase, diese al corro
de las discriminaciones.
Los días
ensanchaban el zoo: garzas,
mariposas de oriente,
caballitos de mar, añadiendo sus picos,
espuelas, algas, a la rueda
celeste del recreo.
Era la vida
aquello; sin culpas, sin oscuros
hereditarios de la pena.
Y sería, creciendo,
como una eterna primavera de jardín
sobre el mundo
si un día, una tarde cualquiera,
no acecha una tristeza
la mirada del niño, que ante un juguete roto
palideció, inocente, si alguien no planta
cercas, jaulas,
en lugar de un puñado de pájaros al viento.
No tuvo más remedio la risa
que alfombrar de cuidados,
de precaución, de garras,
sus fronteras de libertad,
acariciando el lomo del tigre para su causa:
gigante sueño que fijaría a la tierra,
cual un tam-tam de mensaje infinito.
Marchara errante, solo -ay, desde entonces-
con su clamor de cárceles a cuestas;
floreciendo el jardín bajo la sombra compartida
de los hongos, que tal puños nacidos
a nivel de la tierra,
protegía el estallido del valle aquel,
cargado de espesura virgen y altas
promesas de girasoles, domesticando el tiempo
amarillo del éxodo.
Había muerto la amenaza
de un trópico subterráneo con su furor
de humedad y raíces.
Y nacía la esperanza del regreso del tigre.

Las manos de los hombres se aferraran, ayer,
sobre la yerba
mínima que diera testimonio de su cuerpo;
visibe rastro aún, vaho caliente
frente a diario peregrinaje de la niebla.
Lámparas tibias auguran su retorno,
dan al sitio
pruebas, señales de ese templo sagrado
desde el mítico y verde ministerio
de su savia vivificadora, libre.-



S.O.S. SUR

Y se nos muere el Sur con la alegría
y el color en los labios.
Lentamente,
casi sin anunciarnos su dolencia,
su álgida diabetes.
Qué agonía
diluída y confusa ...La rubrican
los olvidos y lacran los anises
en sus pirámides vacías.
Qué
epidemia y que muerte tan extraña.
Nadie teme al contagio. Hasta se acercan
con más curiosidad, menos modales,
maneras precautorias.
Ay, amigos,
que se nos muere el Sur y no dispone
siquiera de un cadáver a propósito.-



DORMIDO PARAÍSO

(Soneto dedicado a la guitarra, 1978)

Encantado matraz. Cuna ambulante
de los genios del sur. Torre sin ley
de gravedad, rendida. Ojo de buey
sobre el mar teográfico del cante.

Parto simaés. Caminos de bramante
por los que vaga, errático, Undivé y
sacrifican sus picos de carey
las palomas del tacto. Sibilante,

descarnada pupila. Caja huera
donde el viento redondo se deslía
y ruge ante el serrallo, eunuco y vano,

al ver cómo da a luz la cuerda austera
y cómo se cristiana la armonía
en la concha andaluza en una mano.-



COHETE ESPACIAL

Azul de sueño y trino. Jornalero
de estrellas al alcance de la mano.
El vértigo salpica en su verano
un viento con ternura de aguacero.

Alto en el horizonte. Marinero,
molido por la cumbre de su grano.
Azuzado de fe, muele, lejano,
en la comarca inmensa de su alero.

Rueda, cósmico, verde, gana altura,
salta y surca y traspasa...hasta que apura
el plazo que le dieron para el sueño.-





                                                                                                                José Luis Nuñez




Imágenes: Pinturas del artista de Bielorusia Marc Chagal.





quiquedelucio@gmail.com

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