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domingo, 8 de enero de 2012

Memoria de los vencidos

Roberto Raschella (Buenos Aires, 1930), es un autor que se ha edificado sin estridencias, pero siempre con grave atención al tiempo actual, a sus ancestros italianos y a su lengua. Los poemas de Raschella son serios, si con ello queremos decir que tratan de configurar casi hasta con desesperación los matices más fugaces del sentido y del sentimiento. Dice el escritor Roberto Raschella: "Yo escribo porque no me queda otra cosa que escribir y tratar de vivir de algún modo. Uno está en los últimos años de la vida...Pero, sabés, en este instante yo creo que sé por qué escribo. Para quién escribo, no lo sé, para mí mismo seguramente, está claro: no creo en el mercado, en la literatura de mercado. Me siento absolutamente inepto para inventar una historia, envidio a quienes en dos meses escriben una novela. Yo no puedo. Yo escribo porque, es extraño, puede parecer hasta ridículo, siento que de alguna manera estoy cumpliendo una misión. A mi me interesa el mundo de los vencidos, no me interesa el punto de vista de los vencedores. Además no es "ir hacia" sino, de alguna manera, sentirse parte de eso. Y cuando te sentís parte de eso, de una memoria de los vencidos, de los derrotados, quizá no necesites ciertos actos públicos de demostración. Además esa intimidad con ese mundo creo que está dado, fundamentalmente, a través de la lengua. Esa es la clave del asunto: no hay literatura sin lengua. Y sí, vos podés contar ochenta mil historias muy interesantes, pero si no hay lengua, es otra cosa.
Querer explicar la propia obra a mí me parece que, en general, no sirve. Passolini dijo algo extraordinario en uno de sus primeros libros de poesía y yo comparto esa idea. Él dice: "Yo soy una fuerza del pasado".

 XXVI

Puede ser, puede ser: por un tiempo
trabajaré con un solo ojo, y
te miraré cruzando de nuevo
por los lugares de cada día,
un poco velado por las nubes
de mi ojo inerme. Pero mi ojo bueno
ya ve el mundo con claridad
de viejo niño, y los colores nuevamente
surgentes son la gloria de la materia
tanto tiempo ignorada por mí, y también,
por qué no

el amado naranjo en flor.-

XXV

Son los hermanos. Ellos nos llaman
desde el fundamento mismo de las familias:
es el misterio de los destinos diversos
del hombre y la mujer semejantes,
el juego de la razón y sentimiento, de violencia
y bondad, de azar y
voluntad. Hermanos, separados
por el espacio que deviene siempre tiempo,
después de dolorosa infancia. Hacia ellos
partiremos tú y yo, una y otra vez, hacia ellos,
hacia el origen -me contabas,
me contabas de la abuela silenciosa
enloquecida del frío que llevaba
en las vísceras como la oscura revelación del crimen
contra un pueblo-. Partías, partías,
y yo te acompañaba en el alma,
rosa de los vientos reencontrada.-

 Roberto Raschella: Poeta, escritor, traductor, ensayista y crítico de cine. Ha traducido, entre muchos otros, obras de Dante Alighieri, Nicolás Maquiavelo, Luigi Pirandello y Gabriel D´Annunzio.
En 1999 recibió el premio Boris Vian y, en 2004, el Segundo Premio Nacional de Novela de la Secretaría de Cultura de la Nación. Autor de novelas, en poesía escribió: "Malditos los gallos" (1979), "Poemas del exterminio" (1988) y "Tímida hierba de agosto" (2001). Colabora en revistas de cine como "Cinema Nuevo", "Cinecrítica" y "Tiempo de cine y Lyra". Y en revistas culturales y literarias: "Innombrable" y "La Ballena blanca". Fue maestro de escuela durante treinta años. En 2005 obtuvo la prestigiosa beca Guggenheim.

POEMA DE LA FAMILIA

La calle, árbol de filos. Negro paraguas
Gravitando por la madre parca
Y un silencio de suicidas y de velos,
el escalpar cerrado, el hondo tifo,
jamás voces ni esmeralda.
El perro y el aire mueven
la baba de la piedad alumbra
el patio- y cumbran por las aguas compadecedoras,
en los cálatros
La pala desciende. Estoy partido.
Escapo al manto materno, al ojo maligno
del ocaso, al repentino cruce de los hierros
enero me revela, enero me enferma.
El sol calca las espaldas suspendidas
en restos de piedras, de espejismos, de narradas
palomas azulejas: ninguna forma de amor.
Pacen mordiendo medidas de sueño
los muchachos agudos, los rostros pascuales,
las sombras tempranas. Llevan espinas, llevan
dientes de cordero. Embestidos, entran y navegan:
la ciudad es una espuma de muerte,
una terrenal sandalia
que los potentes míseros encunan a la lengua
parda de las capillas.-

                                                  Roberto Raschella

Poemas seleccionados de "La Casa encantada" -Poesía Reunida (1979-2010).  Editorial Fondo de Cultura Económico, Argentina.

Imágenes: pinturas del artista uruguayo, nacionalizado argentino Tarik Carson, del surrealismo.



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