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lunes, 24 de octubre de 2011

Una circunstancia kafkiana

La obra de Franz Kafka (Checoslovaquia, 1883-1924) escrita en idioma alemán, es considerada una de las más influyentes de la literatura universal en el siglo XX. Fue autor de tres novelas "El Proceso", "El Castillo" y "América" y de la famosa novela corta "La Metamorfosis". En su obra, a menudo el protagonista se enfrenta a un mundo complejo, que se basa en reglas desconocidas, las cuales nunca llega a comprender. La obra de este hombre de frágil salud y que casi nunca salió de Praga, es expresiva, como ninguna otra, de las ansiedades y la alienación del hombre del siglo XX. El adjetivo "kafkiano" se utiliza así para describir situaciones similares a las que soportan sus personajes.
Este cuento breve, es un buen ejemplo de la literatura kafkiana.

UNA CONFUSION COTIDIANA

Un problema cotidiano, del que resulta una confusión cotidiana.
A tiene que concretar un negocio importante con B en H, se traslada a H para una entrevista preliminar, pone diez minutos en ir y diez en volver, y en su hogar se enorgullece de esa velocidad. Al día siguiente vuelve a H, esa vez para cerrar el negocio. Ya que probablemente eso le insumirá muchas horas. A sale temprano. Aunque las circunstancias (al menos en opinión de A) son precisamente las de las víspera, tarda diez horas esta vez en llegar a H. Lo hace al atardecer, rendido. Le comunicaron que B, inquieto por su demora, ha partido hace poco para el pueblo de A y que deben haberse cruzado por el camino. Le aconsejan que aguarde. A, sin embargo, impaciente por la concreción del negocio, se va inmediatamente y retorna a su casa.
Esta vez sin prestar mayor atención, hace el viaje en un rato. En su casa le dicen que B llegó muy temprano, inmediatamente después de la salida de A, y que hasta se cruzó con A en el umbrál y quiso recordarle el negocio, pero que A le respondió que no tenía tiempo y que debía salir enseguida.
Pese a esa incomprensible conducta, B entró en la casa a esperar su vuelta. Ya había preguntado muchas veces si no había regresado todavía, pero continuaba aguardando aún en el cuarto de A. Contento de poder encontrarse con B y explicarle lo sucedido, A corre escaleras arriba. Casi al llegar, tropieza, se tuerce un tobillo y a punto de perder el conocimiento, incapaz de gritar, gimiendo en la oscuridad, oye a B -tal vez ya muy lejos, tal vez a su lado- que baja la escalera furioso y desaparece para siempre.-

                                                             Franz Kafka


Imágenes: pinturas de William De Kooning del expresionismo abstracto, artista contemporáneo a Franz Kafka.

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