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miércoles, 29 de junio de 2011

Hice un hoyo en la tierra

                         HICE UN HOYO EN LA TIERRA

Hice un hoyo en la tierra
y lloré dentro de él; lloré de bruces,
hasta que el llanto llegó al fondo,
hasta que todo se anegó,
hasta que brotó de la profundidad
un tallo que nadie hubo tocado.-
Horacio Castillo (Ensenada 1934-La Plata 2010), abogado, poeta, traductor, ensayista. La próxima semana se cumplirá un año de la muerte de este importante escritor argentino. Hay en la obra poética de Castillo una  paradoja: parece haber surgido de un puro don imaginativo, para no aceptar en su espacio mágico, sino lo que ha sido depurado de toda connotación autobiográfica, de toda circunstancia realista; y sin embargo al leerla nos conmueve como si a cada instante nos trajera el recuerdo de la más concreta y honda experiencia de vida, del temor del hombre ante el dolor, el mal individual y colectivo, la muerte y también el estremecimiento humano ante la belleza, el amor, el goce de estar vivos. Posiblemente una de las raíces profundas de su escritura es la piedad por lo que hay de sufrimiento y de felicidad en el mundo.
Horacio Castillo fue autor del libro "Alaska", una publicación que marcó un antes y un después en la poesía argentina. Entre sus libros más destacados se encuentran: "Materia acre" (1974), "Tuerto Rey" (1982), "Los gatos de la Acrópolis", "Cendra" (2000) y "Mandala" (2005).
Fue también traductor de poetas griegos contemporáneos y miembro de la Academia Argentina de Letras. En 1973, Premio Literario de la Subsecretaría de Cultura de la Nación, y además: Premio Fondo Nacional de las Artes (1986) y Premio Konex (1994).

" Hemos sido mucho tiempo prisioneros de los conceptos.
   Demasiados han muerto por una palabra,
   o menos, por su sombra,
                                                              para seguir haciéndolo.
                                                              Seamos más honestos: luchamos, sí,
                                                              pero apenas por un poco más de luz,
                                                              la dignidad de haberlo intentado."



"Animales de carne y hueso, con un poco de luz irremediable en los ojos,
a veces nos creíamos criaturas heroicas
y corríamos a las plazas. Escuchábamos
bellísimas palabras, las voces se otorgaban idéntico calor
y sentíamos el placer de la acción.
Pero luego,  entre ruinas, comiendo el pan del sobreviviente,
comprendíamos. Y al salir el sol,
mientras los escarabajos emergían de las piedras,
avivábamos el fuego para ahuyentar la peste
y llorábamos por la siguiente generación".

PARA SER RECITADO EN LA BARCA DE CARONTE

El paisaje es más hermoso de lo que habíamos imaginado:
estas murallas que caen a poco sobre nosotros,
aquel sol negro descendiendo sobre la laguna,
allá, a estribor un arco iris que refracta la niebla.
Pero esta moneda de hierro entre los dientes,
                este óbolo que debemos morder hasta el término del viaje,
                cierra la boca que desea cantar.
                                                            Cantar para estas almas tristes sentadas en el banco,
                                                            mientras el cómitre marca con el látigo el compás,
                                                            mientras ordena remar sin interrupción,
                                                            cada vez más fuerte, cada vez más rápido,
                                                            más lejos de la luz.-

                                               Horacio Castillo

Los primeros poemas, pertenecen a su libro "Materia acre" (1974). El último, al libro "Por un poco más de luz", Obra poética 1974-2005. Editorial Brujas-Colección Vital (2005) .
Las pinturas son de Felipe "Yuyo" Noé y de Raquel Forner: "Supervivencia".
Quique de Lucio.

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