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miércoles, 11 de mayo de 2011

El Sentido de Venancio

   Mi amigo del alma, Camilo, me escribió diciendo que estaba en "sentipensante", que es una palabra rescatada por, no de, Galeano. Nada menos. Celebra la aparición del blog y reconoce que el "senti" pudo al "pensante" y está bien . Algo tiene que ver Camilo, en este poema que le dediqué a mi abuelo paterno. Juntos fuimos a conocer esos parajes cantábricos, cerca de Reynosa, una mañana fría. A veces hay que estar muy lejos para abarcar de veras un paisaje. No fue este el caso. Allí, junto a una casa de campo semi derruida estaba un pequeño cementerio, casi doméstico . Las cruces oxidadas y la maraña de hierbas luchando contra el viento me señalaban el lugar de reposo de mis ancestros. Nosotros somos quien somos y así me trae el recuerdo con una precisión, en que cada detalle se recorta entre el marrón de las montañas y el acto mágico de un ritual oficiado en silencio. Llevamos en nuestras espaldas el peso del desasosiego y la esperanza de nuestros mayores. Y no es poco.-

                                    El Sentido de Venancio

     Venancio siente que la primer mirada es
para descubrir que existe un mundo
las posteriores miradas ya no lo asombrarán tanto
para él el mar Cantábrico es sólo el lugar por donde
se van sus hijos.

     Venancio sospecha que algo sucede allende el mar
pero sigue cavando la tierra sembrando, sembrando
para verse de vez en cuando verse, es necesario
que acudan los ojos de Luisa o que ella deje de llorar
cuando se van sus hijos.

     Venancio cree que la vida no tiene ningún sentido
en esas fincas que apenas roza el río Lucio,
por qué seguir en esa tierra pedregosa?, en esas montañas ?
en la nieve que constata con los huecos de su mirada,
las huellas de sus hijos.

     Venancio bebe de su bota el vino triste de España
bebe y da de beber el sueño de aquellos sueños
da de beber el sabor de la uva para ver entre tanto
verse, para descubrir que existe una tierra de donde
se marchan sus hijos a otra tierra.

     Venancio supone que la última contemplación será
para el lado del sur para el lado del puerto,
para no encontrarse con los ojos de Luisa, para no verse,
pero él, sembrando, ignora la trama de su historia
que no cerrará ni en los barcos, ni en sus nietos /.-

                                                  (Villasuso, allá por 1920)

Quique de Lucio

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